domingo, 1 de enero de 2012

CALÓ-NTAMIENTO GLOBAL


 
    Con brevedad reseñaré la riqueza cómico-expresiva con la que los escépticos en el calentamiento global de tipo antropogénico nos han surtido ultimamente. Estos ñeologismos, acuñan el significado mordaz de "creyente en el calentamiento global". A saber:

         CALENTÓLOGOS
         ECOCONDRÍACOS (o también econdríacos)

    Ahora no recuerdo pero me he topado con al menos dos o tres más, que añadiré en su momento.

(SER) DIMITIDO, ENAMORAR(SE)

Dos de los mecanismos de los que el español dispone para generar nuevos sentidos y significados o para renombrar otros ya precedentes, son el reflexivo y el juego con la voz pasiva de los verbos. Hoy vengo a reseñar un ñeologismo de cada  tipo. Enamorar es la enésima cursilada con la que los comentaristas deportivos han enlodecido al idioma español. Vendría a definir algo así como causar admiración o despertar pasión en los forofos. Se supone que implica algo más que un acto deportivo realizado con brillantez, esto es, que se realiza de tal modo que el apasionado disfruta no sólo por el resultado sino por la manera. ¿Se imaginan algo así en el argot tauromáquico?. Joselito enamoró. Ufff. En realidad, la posibilidad de usar enamorar en vez de enamorarse, haciendo referencia al sujeto agente y no al sujeto paciente no es nuevo. Enamorar siempre ha existido como definición del mundo mágico de los brebajes, las pociones y los hechizos creados para producir "artificialmente" lo que por otros mecanismos no se consigue. Pero ese sentido del término, además de tener una lógica etimológica evidente, se aleja del nuevo significado balompédico del término, pues no es cursi, hace referencia a una sóla víctima del enamoramiento, cuando el otro valor semántico hace referencia a un colectivo y parte de un uso mágico y antinatural de lo que, en el otro caso, no es sino la elegancia y el sentido del espectáculo con el que las dotes de una deportista se muestran en la arena. 

La otra reacuñación de una palabra preexistente consiste en un término que ejemplifica la progresiva y preocupante degeneración moral de los políticos españoles, dimitir como verbo pasivo. Dimitir no tiene ningún secreto semántico, pero a poco que nos paremos a reflexionar sobre políticos españoles que hayan dimitido veremos que la lista es tan exigua que tiende a cero. ¿No le viene en mente a ninguno la expresión: "Aquí no dimite nadie"? Pues eso es. Y ni siquiera mentaré el tipo de dimisión basada en el honor y la fe en los propios ideales, que impele a dimitir a un político cuando su partido adopta o aprueba una ley que para ese político en particular choca de frente con esos ideales. Este tipo de dimisión no creo haberlo vivido jamás en España. Simplemente me refiero a la dimisión que uno cabría suponer de uso general cuando el político es pillado hozando en el código penal. Toda vez que el cohecho se ha convertido en el pan nuestro de cada día de todo concejal que se precie y que la impunidad, dánosle hoy, ya es ley en España, la dimisión pasa a ser un acto arcaizante y desfasado cuya único significado real es la aceptación de la culpa (véase cuanto se ha pervertido el sistema cuando la dimisión es contemplada bajo esa óptica) frente al no hay comentarios; me enteré por los periódicos; no he hecho nada de lo que me deba avergonzar, con los que los políticos nos desayunan casi a diario. Así, los tertulianos y comentaristas políticos se han visto obligados a ñeologizar dimitir. "A Fulanito le han dimitido", es decir, Fulanito ha salido a la platea a decir que dimite pero en realidad le han obligado a dimitir. Le echan. En realidad él NO quiere dimitir. Él NO se va. El partido le echa como quien se quita un quiste. 

   Quisiera insistir en el valor y la importancia de este dimitir, entendido como forma pasiva. Pues, como comentaba antes, no surge del talento de un periodista sino que se constituye en la manera más eficaz de definir un hecho que ocurre en la práctica en política. Define un concepto preestablecido o preexistente pero sin reflejo terminológico. "Que te dimitan o no" es algo que antes no tenia lógica semántica en español, pero ahora sí la tiene.

    Tiene más poder en la lengua un político que 10000 gramáticos...... Echémonos a temblar.         

martes, 20 de diciembre de 2011

PENSEO



   
  Hace unas semanas me topé en un blog con un ñeologismo que pretendía transmitir en español lo que en inglés se dice con la expresión wishful thinking y que cabría definir como la toma de decisiones o la percepción del futuro basada en lo que se considera como deseable y no en lo que ante la lógica y el raciocinio cabría esperar. El término era penseo, que supongo respondía a la conjunción de PENsamiento y deSEO. Me gustó. Un ñeologismo tipo 2 que ojalá se extienda pues en España, lamentablemente, el penseo es madre de decisiones en las más altas instituciones. Aquí queda dicho. Tenga un buen día.

viernes, 21 de octubre de 2011

CANAPERO


    




         Un canapé es una tapa. Afirmo. Lo que diferencia a una del otro es el contexto, la compañía, los alrededores, el vecindario. Me explicaré con brevedad. Una tapa es UNA tapa. ¡Póngame una tapa! bar, camarero, rebozado ( no siempre, pero siempre formando parte del contexto), plato pequeño (plato de tapa, plato que tapa), un comensal definido "ésta tapa para ésta persona" ineludiblemente..... España. Un canapé es una pieza más. Un canapé implica cien canapés más en sus lindes. Un canapé implica bandeja de camarero paseante que sortea comecanapés. Un canapé implica mil hipotéticos devoradores; no es para ti o para mí, es para alguien en la sala, alguien impreciso. El victimario de la tapa es el de un western; pocas víctimas (tapas) e identificados responsables. El del canapé es Hiroshima, miles de víctimas y un azaroso responsable, un soldado más entre la miríada de posibles ejecutores. El canapé implica celebración, evento, un porqué y el canapero es un infiltrado, que finje interés con el mero interés de tragar y al mismo tiempo es el único que no finje entre gente que finje interés por el evento. La tapa responde al milenario ritual del bar, ora en soledad ora en compañía y no deja espacio para la hipocresía. La tapa es una objetiva y nunca fingida respuesta al hambre y a la gula. La tapa es honesta. El canapé oculta.

            El canapero, sabedor del desprecio íntimo que a un español inspira una mera acumulación de tapitas de baja calidad, es decir canapés, se aprovecha y glute y deglute sin descanso. La tapa es un festín de gozo, el canapé responde al hambre y al instinto de posguerra. La tapa la paga alguien y el canapé ya está pagado por el que celebra el evento, es decir, es una inversión. 

          El canapero sabe que no paga. El canapé se come gratis. ¿Alguien conoce a alguien que haya pagado por un canapé? El canapé es el antecesor de la subvención artística al arte. 

            Me permito todo este circunloquio gastromáquico porque cuando se habla de canaperos "personas que asisten a eventos de todo tipo con el fin de ingerir aperitivos de manera masiva y a sabiendas de que no deberán pagar por ellos" se incide en la vis cómica del personaje en sí, el gorrón, el bufonesco deglutidor y no se explica nunca esta comparativa canapé-tapa que para mi es esencial. De hecho me he contenido para no seguir diletando con ella. 


viernes, 14 de octubre de 2011

CLITERIO


     "Criterio sexual femenino".

     Como el anterior, es un obvio ñeologismo tipo 2. Igualmente, su perpetrador es Carlos Carvajal.

PINAPCOTECA

      "Galería o colección fotográfica de mujeres de voluptuosas curvas en poses imposibles".

        (Ñeologismo tipo 2)

         Acuñado por Carlos Carvajal.

JASP


  

     Jasp, refleja el impulso emprendedor de unos jóvenes nacidos en el tardofranquismo o en lo que vino después. Fue una marca de coches la que utilizó este acrónimo, "Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados", para vender coches orientados, sobreentiendo, a un sector orgulloso de exhibir su rápido éxito laboral y económico. Malgrado los intentos de colocarnos a los españoles este modelo de éxito fácil que burdamente imita el concepto anglosajón , lo que la historia reciente nos dice es que el Jasp se fragmentó en una escala perfectamente delineable, en sentido descendente, con otros 3 ñeologismos:

        1: Tunero. Que poco tiene que ver con estudiantes estrafalarios tocando imitaciones de laúd y mucho con el joven que abandona los estudios con prontitud para encontrar un trabajo que le permite, entre otras cosas, comprarse un coche que al que, en un arrebato de ¿individualismo hortera?, decide decorar (maquear... quizá de make up, maquillaje) a su manera. Este pues es un joven que consigue gozar de los frutos de la prosperidad económica sin necesidad de una gran preparación, aunque ellos siempre podrían alegar que para los trabajos que hacen están más que suficientemente preparados.

        2: Mileurista. Este representa al Jasp en el sentido opuesto, sarcásticamente. El mileurista, "aquel cuyo salario ronda los 1000 euros, y específicamente, menor de 35 años" está en muchos casos sobrepreparado para el mercado laboral. El mileurista es víctima del peor sistema educativo de occidente y de una casta universitaria cuyos ingresos proceden del erario y que vive fuera de la realidad, al margen del mercado. El mileurista es de hecho, y en pleno sentido del término, Joven aunque sobradamente preparado. Lo que nadie le dijo es que eso no era la llave al éxito sino la bienvenida a la supervivencia.

         3: Nini. Es el vértice inferior del triángulo terminológico. La demostración última de un sistema desastroso al que, trágicamente, sus víctimas parecen resistirse a cambiar. Es el joven que "ni estudia ni trabaja", un drama andante, un zombie. Un joven que dejará de serlo sin poder esperar nada de las ventajas de la edad. 

          Más adelante, ahondaré en estos términos. Por el momento baste esta milagrosa enumeración terminológica que permite con la mera concatenación de estos 4 ñeologismos: "Jasp-tunero-mileurista-nini" explicar buena parte de la evolución socioecónomica de dos generaciones de españoles. Pocos comentarios aparte merece el intento de introducir otros modelos norteamericanos como "Generación X", que no son aplicables a España