Este es uno de los ñeologismos más interesantes y ricos que hayan brotado estos últimos años.
Los dos términos sobre los que se levanta, conspiración y paranoia, son muy antiguos. La conspiración era concepto común mucho antes de que Kennedy fuese.... ¿fusilado? Conspiración son los antijudaísmos de la cuchillada en la espalda que Hitler propagandó y de "Los protocolos de los sabios de Sión". Los árabes tienen una palabra para conspiración, muámara, muy anterior al descendimiento del Corán. Una conspiración real terminó con Julio Cesar, y reales son las que han puesto y depuesto reyes desde que existen las coronas. Asimismo, la paranoia, como concepto psiquiátrico tiene ya un largo siglo. Añado un comentario del doctor Enrique Gonzalez Duro, vía wikipedia: "Los factores desencadenantes de esta enfermedad se encuentran muy activos en individuos que presentan un acusado narcisismo y que se han visto expuestos a serias frustraciones, hallándose consecuentemente dotados de una baja autoestima. Esto provoca que se disparen los mismos el mecanismo natural de proyección muy estudiado por la psicología, en virtud del cual tendemos a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos".
Ahora bien, si ya teníamos una paranoia y una conspiración en el diccionario, ¿qué añade al orbe de los significados la palabra conspiranoia? Unos dirán que la falsedad de la tesis es lo que la distingue de la conspiración, pero la verdad es que la mayoría de las conspiraciones lo son, falsas, y en algunos casos gente nada sospechosa y muy bien preparada sostiene la veracidad de las que otros consideran, meras locuras, como en el caso de los atentados terroristas de Nueva York o Madrid, o en la afirmación de la existencia de un gobierno económico mundial. Sospecho que el conspiranoísmo tiende a justificarse a si mismo ejerciendo los mecanismos antes nombrados de la paranoia pero trasvasados al ámbito público. Sospecho todavía más que el engordamiento del concepto tiene mucho que ver con el efecto multiplicador de Internet que, para lo que compete a este término, produce el mismo efecto que los carteles propagandísticos nazis o soviéticos o aliados, esto es, el aireamiento público y visual de la tesis. Aún me atrevo a añadir que parte de la explicación consiste en la burla misma, o más bien, en la generalización de la misma. Que la conspiración sea, día sí día también, paciente de ataques, burlas, retruécanos y bromas de todo tipo, sin perjuicio de que el burlador sea fervoroso creyente de otras conspiranoias diferentes, es lo que ha terminado por delimitar el significado y acuñar el significante, el ñeologismo.
Ahora bien, si ya teníamos una paranoia y una conspiración en el diccionario, ¿qué añade al orbe de los significados la palabra conspiranoia? Unos dirán que la falsedad de la tesis es lo que la distingue de la conspiración, pero la verdad es que la mayoría de las conspiraciones lo son, falsas, y en algunos casos gente nada sospechosa y muy bien preparada sostiene la veracidad de las que otros consideran, meras locuras, como en el caso de los atentados terroristas de Nueva York o Madrid, o en la afirmación de la existencia de un gobierno económico mundial. Sospecho que el conspiranoísmo tiende a justificarse a si mismo ejerciendo los mecanismos antes nombrados de la paranoia pero trasvasados al ámbito público. Sospecho todavía más que el engordamiento del concepto tiene mucho que ver con el efecto multiplicador de Internet que, para lo que compete a este término, produce el mismo efecto que los carteles propagandísticos nazis o soviéticos o aliados, esto es, el aireamiento público y visual de la tesis. Aún me atrevo a añadir que parte de la explicación consiste en la burla misma, o más bien, en la generalización de la misma. Que la conspiración sea, día sí día también, paciente de ataques, burlas, retruécanos y bromas de todo tipo, sin perjuicio de que el burlador sea fervoroso creyente de otras conspiranoias diferentes, es lo que ha terminado por delimitar el significado y acuñar el significante, el ñeologismo.
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